Resonancia magnética ayuda a evaluar y mejorar la rehabilitación de la rodilla
Por el equipo editorial de HospiMedica en español Actualizado el 20 May 2019 |
Imagen: La resonancia magnética se puede usar para analizar el movimiento de la marcha (Fotografía cortesía del Instituto de Rehabilitación UDEL Delaware).
Un estudio nuevo revela cómo se puede usar la resonancia magnética (RM) para estudiar la mecánica de la marcha y la función articular en pacientes con deficiencias del ligamento cruzado anterior (LCA).
Investigadores de la Universidad de Delaware (UDEL; Newark, EUA) utilizaron los resultados de las pruebas de RM, los modelos de elementos finitos, el análisis de la marcha y el análisis bioquímico para estudiar las lesiones del LCA y determinar qué tensiones en el cartílago de la rodilla pueden ser indicativas de osteoartritis (OA). Para ello, evaluaron las variables de la marcha de la rodilla, los índices de co-contracción muscular y la carga de la articulación de la rodilla en 36 individuos jóvenes con deficiencia del LCA y 12 individuos control. Se utilizaron el video de captura de movimiento y la resonancia magnética para evaluar los efectos de los desgarros del LCA sobre la marcha, y se utilizó un modelo con electromiografía para estimar la carga de la articulación.
Los resultados revelaron que para la extremidad afectada de los individuos con deficiencia de LCA, los índices de co-contracción muscular fueron más altos para los pares de músculos agonista-antagonista medial y lateral que en los controles; pero a pesar de la mayor contracción muscular, la fuerza de contacto del compartimento medial fue menor para la extremidad afectada, en comparación con la extremidad no involucrada y la del individuo control. Se hicieron observaciones similares para la fuerza de contacto total. Para los miembros comprometidos versus los miembros no afectados, el grupo con deficiencia de LCA mostró una fuerza de reacción vertical en el suelo y un momento de flexión de la rodilla más bajos durante la aceptación del peso. El estudio fue publicado en la edición de enero de 2019 de la revista Journal of Orthopedic Research.
“Tenemos la hipótesis de que, en comparación con los individuos control, los sujetos con deficiencia en el LCA demostrarían una mayor contracción muscular, fuerzas musculares y una carga del compartimento medial en la rodilla afectada”, dijo el autor principal, el profesor Tom Buchanan, PhD, director del Instituto de Rehabilitación UDEL Delaware. “Pero este estudio sugiere que la artritis no solo es causada por fuerzas realmente altas, sino que también puede ser causada por fuerzas demasiado bajas en la articulación. El rango ideal de fuerzas puede, de hecho, ser una ventana muy estrecha. Según lo que identifiquemos, tal vez los fisioterapeutas puedan tratar a los pacientes de manera diferente”.
El LCA es un cordón de colágeno ancho y grueso que se origina en el fémur anterior, en la muesca intercondílea, y se inserta en la cara posterior de la meseta tibial. El LCA guía la tibia a través de un rango de movimiento normal y estable, a lo largo del extremo del fémur, manteniendo la estabilidad de la articulación. Desafortunadamente, el ligamento está poco vascularizado y, por lo tanto, no tiene capacidad para curarse después de un desgarro completo, lo que conduce a una mayor destrucción del cartílago articular y meniscal con el tiempo.
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Universidad de Delaware
Investigadores de la Universidad de Delaware (UDEL; Newark, EUA) utilizaron los resultados de las pruebas de RM, los modelos de elementos finitos, el análisis de la marcha y el análisis bioquímico para estudiar las lesiones del LCA y determinar qué tensiones en el cartílago de la rodilla pueden ser indicativas de osteoartritis (OA). Para ello, evaluaron las variables de la marcha de la rodilla, los índices de co-contracción muscular y la carga de la articulación de la rodilla en 36 individuos jóvenes con deficiencia del LCA y 12 individuos control. Se utilizaron el video de captura de movimiento y la resonancia magnética para evaluar los efectos de los desgarros del LCA sobre la marcha, y se utilizó un modelo con electromiografía para estimar la carga de la articulación.
Los resultados revelaron que para la extremidad afectada de los individuos con deficiencia de LCA, los índices de co-contracción muscular fueron más altos para los pares de músculos agonista-antagonista medial y lateral que en los controles; pero a pesar de la mayor contracción muscular, la fuerza de contacto del compartimento medial fue menor para la extremidad afectada, en comparación con la extremidad no involucrada y la del individuo control. Se hicieron observaciones similares para la fuerza de contacto total. Para los miembros comprometidos versus los miembros no afectados, el grupo con deficiencia de LCA mostró una fuerza de reacción vertical en el suelo y un momento de flexión de la rodilla más bajos durante la aceptación del peso. El estudio fue publicado en la edición de enero de 2019 de la revista Journal of Orthopedic Research.
“Tenemos la hipótesis de que, en comparación con los individuos control, los sujetos con deficiencia en el LCA demostrarían una mayor contracción muscular, fuerzas musculares y una carga del compartimento medial en la rodilla afectada”, dijo el autor principal, el profesor Tom Buchanan, PhD, director del Instituto de Rehabilitación UDEL Delaware. “Pero este estudio sugiere que la artritis no solo es causada por fuerzas realmente altas, sino que también puede ser causada por fuerzas demasiado bajas en la articulación. El rango ideal de fuerzas puede, de hecho, ser una ventana muy estrecha. Según lo que identifiquemos, tal vez los fisioterapeutas puedan tratar a los pacientes de manera diferente”.
El LCA es un cordón de colágeno ancho y grueso que se origina en el fémur anterior, en la muesca intercondílea, y se inserta en la cara posterior de la meseta tibial. El LCA guía la tibia a través de un rango de movimiento normal y estable, a lo largo del extremo del fémur, manteniendo la estabilidad de la articulación. Desafortunadamente, el ligamento está poco vascularizado y, por lo tanto, no tiene capacidad para curarse después de un desgarro completo, lo que conduce a una mayor destrucción del cartílago articular y meniscal con el tiempo.
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