Sensor implantable envía datos en tiempo real
Por el equipo editorial de HospiMedica en español Actualizado el 09 Apr 2018 |
Imagen: Los biosensores implantables miden la composición química del cuerpo (Fotografía cortesía de Profusa).
Los biosensores integradores de tejido pronto podrán permitir la monitorización continua de las sustancias químicas del cuerpo y proporcionar una advertencia temprana sobre el desarrollo de problemas de salud.
Los sensores, en desarrollo en Profusa (San Francisco, CA, EUA), son más pequeños que un grano de arroz, están hechos de un andamio de hidrogel patentado basado en poli (2-hidroxietil- metacrilato), un polímero usado para hacer lentes de contacto blandos. Los sensores también carecen de superficies planas, lo que permite que las células y los capilares crezcan en su estructura porosa sin causar una respuesta inmune indeseable. El andamio de hidrogel está festoneado con moléculas de colorante que responden a diversos analitos en la sangre, como oxígeno, dióxido de carbono, glucosa o lactato.
Un pequeño detector que se sostiene contra la piel la ilumina con luz infrarroja cercana (cIR), lo que hace que las moléculas del colorante emitan fluorescencia en concordancia con la concentración de los analitos. La fluorescencia es capturada por un lector óptico del cIR, que transmite de forma inalámbrica los datos a una computadora o teléfono celular para registrar las concentraciones de analitos a lo largo del tiempo. Los datos también se pueden compartir de forma segura a través de redes digitales con los proveedores de servicios de salud. Un estudio que describe los nuevos sensores fue presentado en la 255ª Congreso y Exposición Nacional de la Sociedad Americana de Química (ACS), celebrados en marzo de 2018 en Nueva Orleans (LA, EUA).
“Aunque los rastreadores de aptitud física y otros dispositivos portátiles proporcionan información sobre nuestro ritmo cardíaco, respiración y otras medidas físicas, no brindan información sobre el aspecto más importante de nuestra salud: la química de nuestro cuerpo”, dijo la presentadora del estudio, Natalie Wisniewski, PhD, directora de tecnología y cofundadora de Profusa. “De acuerdo con nuestros estudios en curso, la tecnología de sensor integrado en el tejido tiene el potencial de permitir que los dispositivos portátiles cumplan con la promesa de la medicina personalizada, revolucionando el manejo de la salud en el bienestar y la enfermedad”.
“Los sensores proporcionarían un registro continuo de sus analitos con relación a su referencia personal. Entonces, si algo va mal, el problema se señaliza temprano, antes de que sienta los síntomas, para que pueda ir al médico a tiempo para el tratamiento”, concluyó la Dra. Wisniewski. “Otros sensores implantables actualmente en el mercado tienen un inconveniente significativo; a menudo provocan una respuesta inmune de “cuerpo extraño” que recubre el sensor con células inflamatorias o tejido cicatricial. Esa capa puede aislar el dispositivo de los capilares y evitar que detecte cambios químicos con exactitud, por lo que deja de funcionar después de unas semanas o meses”.
La Plataforma de Oxígeno Lumee, la primera aplicación médica de la tecnología de biosensores, Profusa, fue aprobada para su venta en Europa en 2017, ayudando a los especialistas en la curación de las heridas a rastrear el oxígeno en las extremidades inferiores de los pacientes tratados para la isquemia crónica de las extremidades (IQE).
Los sensores, en desarrollo en Profusa (San Francisco, CA, EUA), son más pequeños que un grano de arroz, están hechos de un andamio de hidrogel patentado basado en poli (2-hidroxietil- metacrilato), un polímero usado para hacer lentes de contacto blandos. Los sensores también carecen de superficies planas, lo que permite que las células y los capilares crezcan en su estructura porosa sin causar una respuesta inmune indeseable. El andamio de hidrogel está festoneado con moléculas de colorante que responden a diversos analitos en la sangre, como oxígeno, dióxido de carbono, glucosa o lactato.
Un pequeño detector que se sostiene contra la piel la ilumina con luz infrarroja cercana (cIR), lo que hace que las moléculas del colorante emitan fluorescencia en concordancia con la concentración de los analitos. La fluorescencia es capturada por un lector óptico del cIR, que transmite de forma inalámbrica los datos a una computadora o teléfono celular para registrar las concentraciones de analitos a lo largo del tiempo. Los datos también se pueden compartir de forma segura a través de redes digitales con los proveedores de servicios de salud. Un estudio que describe los nuevos sensores fue presentado en la 255ª Congreso y Exposición Nacional de la Sociedad Americana de Química (ACS), celebrados en marzo de 2018 en Nueva Orleans (LA, EUA).
“Aunque los rastreadores de aptitud física y otros dispositivos portátiles proporcionan información sobre nuestro ritmo cardíaco, respiración y otras medidas físicas, no brindan información sobre el aspecto más importante de nuestra salud: la química de nuestro cuerpo”, dijo la presentadora del estudio, Natalie Wisniewski, PhD, directora de tecnología y cofundadora de Profusa. “De acuerdo con nuestros estudios en curso, la tecnología de sensor integrado en el tejido tiene el potencial de permitir que los dispositivos portátiles cumplan con la promesa de la medicina personalizada, revolucionando el manejo de la salud en el bienestar y la enfermedad”.
“Los sensores proporcionarían un registro continuo de sus analitos con relación a su referencia personal. Entonces, si algo va mal, el problema se señaliza temprano, antes de que sienta los síntomas, para que pueda ir al médico a tiempo para el tratamiento”, concluyó la Dra. Wisniewski. “Otros sensores implantables actualmente en el mercado tienen un inconveniente significativo; a menudo provocan una respuesta inmune de “cuerpo extraño” que recubre el sensor con células inflamatorias o tejido cicatricial. Esa capa puede aislar el dispositivo de los capilares y evitar que detecte cambios químicos con exactitud, por lo que deja de funcionar después de unas semanas o meses”.
La Plataforma de Oxígeno Lumee, la primera aplicación médica de la tecnología de biosensores, Profusa, fue aprobada para su venta en Europa en 2017, ayudando a los especialistas en la curación de las heridas a rastrear el oxígeno en las extremidades inferiores de los pacientes tratados para la isquemia crónica de las extremidades (IQE).
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