Nuevo antibiótico mata patógenos sin resistencia detectable
Por el equipo editorial de HospiMedica en español Actualizado el 26 Feb 2015 |
Imagen: El iChip al momento de ser retirado del suelo (Fotografía cortesía de la Universidad Northeastern).
El primer antibiótico en ser descubierto en casi 40 años, podría revolucionar la lucha contra la resistencia creciente a los antibióticos, dice un nuevo estudio.
Investigadores de la Universidad de Bonn (Alemania), la Universidad del Noreste (Boston, MA, EUA), y otras instituciones, descubrieron un nuevo antibiótico, al que llamaron teixobactina, que inhibe la síntesis de la pared celular mediante la unión al lípido II, y es diferente en su acción de otras drogas de glicopéptidos, tales como la vancomicina o la dalbavancina. La teixobactina fue muy eficaz contra las bacterias Gram-positivas comunes, tales como Clostridium difficile, Mycobacterium tuberculosis y Staphylococcus aureus, pero fue ineficaz contra los patógenos Gram-negativos.
El descubrimiento fue posible utilizando una nueva técnica llamada el iChip, que está hecho de una red de pozos que sostienen a las bacterias individuales dentro del agar. Una vez cargado con bacterias, el iChip se cubre con una membrana permeable y se sustituye en el suelo original. Utilizando la técnica, los investigadores fueron capaces de detectar 10.000 bacterias previamente no cultivables, descubrieron una nueva bacteria, Eleftheria terrae, y 25 nuevos compuestos, entre ellos la teixobactina, la más prometedora hasta la fecha.
En estudios con ratones, la teixobactina mostró 100% de eficacia contra la sepsis causada por Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (SARM) debido a infecciones en el muslo, y era muy activo frente a S. pneumoniae en los pulmones. No se vio ningún tipo de toxicidad y ninguna actividad hemolítica frente a las células de mamíferos que fueron evaluadas, y la droga no se unió al ADN, lo que llevó a los investigadores a ser optimistas sobre su toxicidad general. Los primeros ensayos clínicos en humanos podrían comenzar en dos años y, si tienen éxito, el medicamento podría ser de uso generalizado en 10 años. El estudio que describe la teixobactina y el iChip fue publicado el 7 de enero de 2015, en la revista Nature.
“Las bacterias desarrollan resistencia por mutaciones en sus proteínas. Los objetivos de la teixobactina no son las proteínas, que son los precursores de los polímeros de los ladrillos de la pared celular por lo que no hay realmente nada que mutar”, dijo el autor principal, el profesor Kim Lewis, PhD, director del centro de descubrimiento de sustancias antimicrobianas en la Universidad Northeastern. “Aparte de la aplicación inmediata, también hay, creo, un cambio de paradigma en nuestra mente, porque hemos estado operando sobre la base de que el desarrollo de resistencia es inevitable y que tenemos que centrarnos en descubrir las drogas más rápido de lo que se produce la resistencia”.
La “edad de oro” en el descubrimiento de los antibióticos se logró mediante el estudio de los microorganismos del suelo, pero este recurso limitado de bacterias cultivables se minó exageradamente en la década de 1960, ya que el 99% de los microbios no crece en condiciones de laboratorio. El advenimiento del iChip podría ayudar a que los microbios puedan crecer en el suelo, y luego aislar sus compuestos químicos antibióticos.
Enlaces relacionados:
University of Bonn
Northeastern University
Investigadores de la Universidad de Bonn (Alemania), la Universidad del Noreste (Boston, MA, EUA), y otras instituciones, descubrieron un nuevo antibiótico, al que llamaron teixobactina, que inhibe la síntesis de la pared celular mediante la unión al lípido II, y es diferente en su acción de otras drogas de glicopéptidos, tales como la vancomicina o la dalbavancina. La teixobactina fue muy eficaz contra las bacterias Gram-positivas comunes, tales como Clostridium difficile, Mycobacterium tuberculosis y Staphylococcus aureus, pero fue ineficaz contra los patógenos Gram-negativos.
El descubrimiento fue posible utilizando una nueva técnica llamada el iChip, que está hecho de una red de pozos que sostienen a las bacterias individuales dentro del agar. Una vez cargado con bacterias, el iChip se cubre con una membrana permeable y se sustituye en el suelo original. Utilizando la técnica, los investigadores fueron capaces de detectar 10.000 bacterias previamente no cultivables, descubrieron una nueva bacteria, Eleftheria terrae, y 25 nuevos compuestos, entre ellos la teixobactina, la más prometedora hasta la fecha.
En estudios con ratones, la teixobactina mostró 100% de eficacia contra la sepsis causada por Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (SARM) debido a infecciones en el muslo, y era muy activo frente a S. pneumoniae en los pulmones. No se vio ningún tipo de toxicidad y ninguna actividad hemolítica frente a las células de mamíferos que fueron evaluadas, y la droga no se unió al ADN, lo que llevó a los investigadores a ser optimistas sobre su toxicidad general. Los primeros ensayos clínicos en humanos podrían comenzar en dos años y, si tienen éxito, el medicamento podría ser de uso generalizado en 10 años. El estudio que describe la teixobactina y el iChip fue publicado el 7 de enero de 2015, en la revista Nature.
“Las bacterias desarrollan resistencia por mutaciones en sus proteínas. Los objetivos de la teixobactina no son las proteínas, que son los precursores de los polímeros de los ladrillos de la pared celular por lo que no hay realmente nada que mutar”, dijo el autor principal, el profesor Kim Lewis, PhD, director del centro de descubrimiento de sustancias antimicrobianas en la Universidad Northeastern. “Aparte de la aplicación inmediata, también hay, creo, un cambio de paradigma en nuestra mente, porque hemos estado operando sobre la base de que el desarrollo de resistencia es inevitable y que tenemos que centrarnos en descubrir las drogas más rápido de lo que se produce la resistencia”.
La “edad de oro” en el descubrimiento de los antibióticos se logró mediante el estudio de los microorganismos del suelo, pero este recurso limitado de bacterias cultivables se minó exageradamente en la década de 1960, ya que el 99% de los microbios no crece en condiciones de laboratorio. El advenimiento del iChip podría ayudar a que los microbios puedan crecer en el suelo, y luego aislar sus compuestos químicos antibióticos.
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