Estudio encuentra que una vacuna contra la COVID-19 con un diseño adecuado puede inducir una respuesta durable de anticuerpos contra el SARS-CoV-2
Por el equipo editorial de HospiMedica en español Actualizado el 13 Oct 2020 |
Ilustración
Los investigadores descubrieron que los anticuerpos de inmunoglobulina G (IgG) contra el virus SARS-CoV-2 son más duraderos en la sangre y la saliva de los pacientes con COVID-19 con respecto a los anticuerpos IgM e IgA de corta duración.
Los hallazgos de dos estudios separados sugieren que los anticuerpos IgG podrían ser un objetivo prometedor para detectar y evaluar las respuestas inmunes al nuevo coronavirus y una vacuna COVID-19 diseñada adecuadamente puede inducir una respuesta de anticuerpos duradera al SARS-CoV-2.
En el primer estudio, investigadores de la Universidad de Toronto (Toronto, ON, Canadá) y el Instituto de Investigación Lunenfeld-Tanenbaum en Sinaí Health (Toronto, ON, Canadá), encontraron que los anticuerpos contra el coronavirus pueden durar al menos tres meses después de que una persona se infecta con el virus. Los investigadores utilizaron muestras de sangre y saliva de pacientes con COVID-19 para medir y comparar los niveles de anticuerpos durante más de tres meses después de la aparición de los síntomas. Descubrieron que los anticuerpos de la clase IgG que se unen a la proteína Spike del SARS-CoV-2, son detectables durante al menos 115 días, lo que representa el intervalo de tiempo más largo medido. El estudio también es el primero en demostrar que estos anticuerpos también se pueden detectar en la saliva. Si bien el equipo admite que todavía hay mucho que desconocen sobre las respuestas de anticuerpos a la infección por SARS-CoV-2, incluido cuánto tiempo duran los anticuerpos más allá de este período o qué protección ofrecen contra la reinfección, la investigación podría tener implicaciones más amplias en el desarrollo de una vacuna eficaz.
“Nuestro estudio muestra que los anticuerpos IgG contra la proteína Spike del virus son relativamente duraderos, tanto en la sangre como en la saliva”, dijo Jennifer Gommerman, profesora de inmunología en la Facultad de Medicina de Temerty de la Universidad de Texas y líder del esfuerzo de pruebas de saliva. “Este estudio sugiere que, si una vacuna está diseñada correctamente, tiene el potencial de inducir una respuesta de anticuerpos duradera que puede ayudar a proteger a la persona vacunada contra el virus que causa la COVID-19”.
El estudio dirigido por el equipo de Toronto estuvo de acuerdo con los hallazgos de los principales inmunólogos en los EUA en la descripción de la respuesta de anticuerpos como más duradera. En el segundo estudio, investigadores de Boston, EUA, utilizaron un ensayo inmunoabsorbente ligado a enzimas (ELISA) para medir las respuestas de anticuerpos de 343 pacientes con COVID-19 hasta 122 días después de la aparición de los síntomas. Luego, los investigadores compararon las mediciones con controles de muestras de sangre prepandémicas. El equipo descubrió que los anticuerpos IgM e IgA específicos de la proteína Spike eran de corta duración, cayendo a niveles de detección más bajos aproximadamente a los 49 y 71 días, respectivamente, después de la aparición de los síntomas. Por otro lado, las respuestas de IgG dirigidas a la proteína Spike decayeron más lentamente, y solo tres pacientes las perdieron dentro de los 90 días posteriores a la aparición de los síntomas. Los investigadores tampoco encontraron reactividad cruzada de los anticuerpos al RBD del SARS-CoV-2, con los coronavirus del resfriado común de amplia circulación, lo que demuestra la especificidad del ensayo.
“Estos datos sugieren que los anticuerpos dirigidos contra el RBD son marcadores excelentes de infecciones anteriores y recientes, que las mediciones diferenciales de isotipos pueden ayudar a distinguir entre infecciones recientes y más antiguas, y que las respuestas de IgG persisten durante los primeros meses después de la infección y están altamente correlacionadas con anticuerpos neutralizantes”, señalaron la autora, Anita Iyer, PhD, del Hospital General de Massachusetts y la Facultad de Medicina de Harvard y sus colegas.
Enlace relacionado:
Universidad de Toronto
Instituto de Investigación Lunenfeld-Tanenbaum
Los hallazgos de dos estudios separados sugieren que los anticuerpos IgG podrían ser un objetivo prometedor para detectar y evaluar las respuestas inmunes al nuevo coronavirus y una vacuna COVID-19 diseñada adecuadamente puede inducir una respuesta de anticuerpos duradera al SARS-CoV-2.
En el primer estudio, investigadores de la Universidad de Toronto (Toronto, ON, Canadá) y el Instituto de Investigación Lunenfeld-Tanenbaum en Sinaí Health (Toronto, ON, Canadá), encontraron que los anticuerpos contra el coronavirus pueden durar al menos tres meses después de que una persona se infecta con el virus. Los investigadores utilizaron muestras de sangre y saliva de pacientes con COVID-19 para medir y comparar los niveles de anticuerpos durante más de tres meses después de la aparición de los síntomas. Descubrieron que los anticuerpos de la clase IgG que se unen a la proteína Spike del SARS-CoV-2, son detectables durante al menos 115 días, lo que representa el intervalo de tiempo más largo medido. El estudio también es el primero en demostrar que estos anticuerpos también se pueden detectar en la saliva. Si bien el equipo admite que todavía hay mucho que desconocen sobre las respuestas de anticuerpos a la infección por SARS-CoV-2, incluido cuánto tiempo duran los anticuerpos más allá de este período o qué protección ofrecen contra la reinfección, la investigación podría tener implicaciones más amplias en el desarrollo de una vacuna eficaz.
“Nuestro estudio muestra que los anticuerpos IgG contra la proteína Spike del virus son relativamente duraderos, tanto en la sangre como en la saliva”, dijo Jennifer Gommerman, profesora de inmunología en la Facultad de Medicina de Temerty de la Universidad de Texas y líder del esfuerzo de pruebas de saliva. “Este estudio sugiere que, si una vacuna está diseñada correctamente, tiene el potencial de inducir una respuesta de anticuerpos duradera que puede ayudar a proteger a la persona vacunada contra el virus que causa la COVID-19”.
El estudio dirigido por el equipo de Toronto estuvo de acuerdo con los hallazgos de los principales inmunólogos en los EUA en la descripción de la respuesta de anticuerpos como más duradera. En el segundo estudio, investigadores de Boston, EUA, utilizaron un ensayo inmunoabsorbente ligado a enzimas (ELISA) para medir las respuestas de anticuerpos de 343 pacientes con COVID-19 hasta 122 días después de la aparición de los síntomas. Luego, los investigadores compararon las mediciones con controles de muestras de sangre prepandémicas. El equipo descubrió que los anticuerpos IgM e IgA específicos de la proteína Spike eran de corta duración, cayendo a niveles de detección más bajos aproximadamente a los 49 y 71 días, respectivamente, después de la aparición de los síntomas. Por otro lado, las respuestas de IgG dirigidas a la proteína Spike decayeron más lentamente, y solo tres pacientes las perdieron dentro de los 90 días posteriores a la aparición de los síntomas. Los investigadores tampoco encontraron reactividad cruzada de los anticuerpos al RBD del SARS-CoV-2, con los coronavirus del resfriado común de amplia circulación, lo que demuestra la especificidad del ensayo.
“Estos datos sugieren que los anticuerpos dirigidos contra el RBD son marcadores excelentes de infecciones anteriores y recientes, que las mediciones diferenciales de isotipos pueden ayudar a distinguir entre infecciones recientes y más antiguas, y que las respuestas de IgG persisten durante los primeros meses después de la infección y están altamente correlacionadas con anticuerpos neutralizantes”, señalaron la autora, Anita Iyer, PhD, del Hospital General de Massachusetts y la Facultad de Medicina de Harvard y sus colegas.
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Universidad de Toronto
Instituto de Investigación Lunenfeld-Tanenbaum
SARS‑CoV‑2/Flu A/Flu B/RSV Sample-To-Answer Test
SARS‑CoV‑2/Flu A/Flu B/RSV Cartridge (CE-IVD)
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