Asocian menor obesidad infantil con una rutina
Por el equipo editorial de HospiMedica en español
Actualizado el 25 Oct 2010
Un nuevo estudio sugiere que los niños de edad preescolar tienen menos probabilidad de obesidad si hacen una o más de tres hábitos de estilo de vida en el hogar: cenar en familia, dormir adecuadamente y limitar la televisión.Actualizado el 25 Oct 2010
Investigadores de la Universidad del estado de Ohio (Columbus, EUA) y la Universidad Temple (Filadelfia, PA, EUA) analizaron los datos recolectados en 2005 de 8.550 niños nacidos en los Estados Unidos en 2001, que eran parte de la cohorte del Estudio Longitudinal de Infancia Temprana. Para el estudio, los niños de cuatro años fueron considerados obesos si estaban en, o sobre el percentil 95 en peso, para su edad y sexo; en general, los investigadores encontraron que el 18% de los niños eran obesos. Para el estudio, las rutinas caseras fueron definidas como comer la cena como familia más de cinco veces por semana, obtener por lo menos 10 y media horas de sueño por noche y ver menor de dos horas de TV al día, entre semana. En total, el 14,5% de los niños del estudio vivían en familias donde se observaban las tres rutinas y 12,4% en familias donde no se observaba ninguna de ellas.
Los resultados mostraron que entre los niños expuestos a las tres rutinas, el 14,3% eran obesos, en comparación con 34,5% entre aquellos expuestos a ninguna de las rutinas. En un análisis multivariado, los niños acostumbrados a las tres rutinas tenían una relación de probabilidad de obesidad de 0,63 en comparación a los expuestos a ninguna. Dos de tres rutinas en comparación con ninguna, tuvieron una relación de probabilidad de obesidad de 0,64. Un patrón similar se vio para una rutina en comparación con ninguna, pero en el análisis multivariado el beneficio ya no tenía significado estadístico. Sin embargo, en un análisis univariado, cualquiera de las rutinas, en comparación con ninguna, redujo la probabilidad de obesidad entre 23% y 25%, y las probabilidades no cambiaban cuando la presencia o ausencia de las otras dos se incluían.
"Nuestra investigación sugiere que estas rutinas pueden tener la oportunidad de impactar, y les pueden ayudar a las familias a ir más allá de la discusión de comer y hacer ejercicio a otros aspectos del comportamiento y biología que tienen el potencial de estar asociados con la obesidad”, dijo la autora principal, Sarah Anderson, Ph.D., una profesora asistente de epidemiología en la Universidad del Estado de Ohio. "Puede ser más difícil para algunas familias que otras, comer juntos de manera regular, garantizar que su hijo duerma lo suficiente y limitar el tiempo de TV. Sin embargo, dadas las circunstancias específicas y las limitaciones, las familias con hijos más jóvenes podrían considerar lo que se necesita para que los niños adopten esas rutinas”.
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Ohio State University