Ruidos nocturnos hospitalarios afectan a la recuperación del paciente

Por el equipo editorial de HospiMedica en español
Actualizado el 20 Aug 2012
Un nuevo estudio declara que el ruido nocturno en los hospitales como los anuncios de voz, las alarmas intravenosas (IV), y los carros chirriantes se suman al sueño fracturado, interrumpiendo la curación cuando los pacientes más la necesitan.

Investigadores de la Universidad de Harvard (Boston, MA, EUA) y el Hospital de Mujeres y Brigham (Boston, MA, EUA) realizaron un estudio que incluyó 12 adultos sanos que durmieron en un laboratorio con sonido bloqueado durante tres noches. Después de una noche, los participantes fueron expuestos a 14 sonidos comunes, como voces, alarma IV, teléfono, máquina del hielo, cisterna del inodoro, carro de lavandería, y ruido del helicóptero, que fueron tocados a niveles crecientes de 40 dB a 70 dB durante etapas específicas del sueño.

Los investigadores encontraron que los sonidos electrónicos de alerta como teléfonos timbrando y alarmas IV fueron los más “potentes” para despertar a los durmientes, interrumpiendo los patrones de onda cerebral del sueño normal, más de la mitad de las veces, incluso cuando se ajustan a sus niveles más silenciosos. El personal hablando y los anuncios de voz en un nivel de 50 dB—más suave que la conversación normal –interrumpieron el sueño la mitad de las veces. El sueño era más fácil de interrumpir en la fase después de la transición al sueño, llamada N2, en que los adultos pasan la mayoría de su tiempo dormidos, en comparación con la siguiente más profunda, la fase de sueño de onda lenta llamada N3 o fase de movimiento ocular rápido (REM). El estudio fue publicado en la edición del 19 de Junio de 2012 de la revista Annals of Internal Medicine.

“Esos resultados probablemente sub-estimaron el impacto del ruido sobre el sueño entre los pacientes hospitalizados debido a la población joven estudiada, mientras que el paciente típico hospitalizado es de más edad, con condiciones médicas y psiquiátricas, además de tener dolor y usar medicamentos, todo lo cual contribuye a que sea más difícil alcanzar la etapa N3 del sueño”, advirtieron el autor principal, Orfeu Buxton, PhD, y colegas. “Otra limitación en ese sentido fue que la exposición al ruido era secuencial, mantenida por 10 segundos o menos, y se detuvo si un participante empezaba a despertar, lo cual no es el caso en el ambiente hospitalario real”.

El ruido es una medida de calidad reportada públicamente para los hospitales de los EUA, y como resultado muchos hospitales empezaron a implementar varias estrategias para limitar el ruido nocturno, como poner “posters” o monitores estilo luces estacionarias en los pasillos para recordarles al personal y los visitantes mantener la voz baja, instalando un interruptor para activar los sistemas visuales de localización, y programando horas de “tiempo tranquilo”.

Enlaces relacionados:

Harvard University

Brigham and Women's Hospital



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