Dos drogas disminuyen el riesgo de recurrencia de la apoplejía

Por el equipo editorial de Hospimedica en Español
Actualizado el 07 Dec 2001
Un estudio crucial de seis años ha descubierto que dos drogas para reducir la presión arterial, aún cuando sean administradas a pacientes con apoplejía que no tienen tensión arterial alta, redujeron el riesgo de otras apoplejías y de ataques del corazón en 25-50%. Los resultados del estudio, realizado por un grupo independiente de investigadores médicos, fueron presentados en la Sociedad Europea de Hipertensión (ESH, por su sigla en inglés) en Milán (Italia).

El estudio implicó a 6.000 pacientes víctimas de apoplejía de alto riesgo en 172 hospitales, que fueron tratados con dos drogas para la presión sanguínea (perindopril e indapamida) durante un período de cinco años. Uno de cada diez (10%) evitó la muerte, o el ataque del corazón durante ese período. Las drogas también redujeron el riesgo de complicaciones serias de la apoplejía como inhabilidad y demencia. Según las estadísticas mundiales de salud, cerca del 20% de los pacientes de apoplejía de alto riesgo sufre otro ataque de apoplejía o del corazón en un plazo de cinco años. Más de dos tercios de todas las apoplejías ocurre en las personas que no tienen tensión arterial alta según lo definido por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Actualmente, las drogas para la presión arterial se dan principalmente a una minoría de la gente que sufre una apoplejía o un ataque isquémico transitorio. La aspirina es el único tratamiento dado extensamente a los pacientes después de la apoplejía, pero no es conveniente para la gente que ha sufrido algún tipo particularmente peligroso de apoplejía, como la hemorragia cerebral. En el estudio, el perindopril, un inhibidor de la ECA (enzima convertidora de angiotensina), y el indapamida redujeron el riesgo de apoplejía en un 75% entre los pacientes que habían sufrido previamente una hemorragia cerebral.

"Hay una razón fuerte para hacer que estas drogas estén disponibles para la mayoría de los pacientes de apoplejía, independiente de su edad y presión arterial e independiente de los otros tratamientos que puedan estar recibiendo,” dijo el profesor Stephen MacMahon, de la Universidad de Sydney (Australia; www.usyd.edu.au), uno de los organizadores del estudio. Los beneficios son inusualmente grandes y ocurren en una amplia gama de pacientes. Hubo muy pocos efectos secundarios.”





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U. de Sydney

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