El uso diagnóstico y terapéutico de la microbiota pronto se convertirá en una realidad
Actualizado el 19 Jun 2025
A pesar del creciente número de investigaciones que vinculan el microbioma intestinal con diversas enfermedades, su aplicación clínica sigue siendo limitada debido a la complejidad biológica, las limitaciones metodológicas y las brechas en la comunicación entre investigadores y médicos. El microbioma es prometedor para diagnósticos como la detección del cáncer de colon y la predicción de la respuesta a la inmunoterapia, así como para usos terapéuticos como los trasplantes de microbiota y los probióticos modificados. Un nuevo artículo publicado en la revista Cell describe una hoja de ruta para superar estos desafíos y guiar a los médicos en la aplicación de la investigación sobre el microbioma a la práctica clínica real.
El artículo, escrito por un equipo de médicos científicos del Policlínico Universitario Agostino Gemelli (Roma, Italia) y la Universidad Católica (Milán, Italia), pretende servir de referencia práctica para los profesionales clínicos. Resume los conocimientos actuales derivados de los estudios sobre el microbioma y describe cómo estos conocimientos pueden aplicarse en el diagnóstico y el tratamiento. También aborda las principales barreras que impiden este progreso: la falta de estandarización, el diseño inadecuado de los ensayos clínicos, la escasez de estudios a gran escala y la brecha cultural en la familiaridad de los profesionales clínicos con la ciencia del microbioma.
Según los autores, el potencial diagnóstico y terapéutico del microbioma es amplio, pero sigue siendo infrautilizado debido a las dificultades para establecer vínculos causales directos entre la composición de la microbiota y la enfermedad. La variabilidad en los microbiomas individuales y factores externos como la dieta y el uso de medicamentos complican el diseño de estudios clínicos.
Además, existe una falta de protocolos de prueba armonizados, y la mayoría de los estudios son de un solo centro y a pequeña escala, lo que limita su aplicabilidad general. Los autores también señalan una brecha importante en la comunicación interdisciplinaria, lo que retrasa la traducción de la investigación de laboratorio al uso clínico. Sin embargo, varias aplicaciones prometedoras están cada vez más cerca de ser viables en el entorno clínico.
En el ámbito diagnóstico, la composición del microbioma podría pronto utilizarse como biomarcador para la detección temprana de enfermedades, particularmente en el cáncer de colon. También podría ayudar a diferenciar entre afecciones como la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn o predecir la respuesta de un paciente a la inmunoterapia, especialmente en el cáncer de pulmón y el melanoma.
En cuanto al uso terapéutico, el trasplante de microbiota, ya empleado en el tratamiento de infecciones por Clostridium difficile, está evolucionando hacia el uso de cócteles microbianos más refinados Otras líneas de investigación incluyen el uso de bacteriófagos líticos para atacar bacterias resistentes a los medicamentos y probióticos diseñados para producir o administrar compuestos terapéuticos.
Para acelerar la adopción de herramientas basadas en el microbioma, los autores proponen varias acciones concretas: estandarizar los informes de análisis de microbiota entre laboratorios, mejorar el diseño de los ensayos clínicos, alinear la investigación básica con las necesidades clínicas y capacitar a los médicos para interpretar y utilizar datos del microbioma.
Entre las primeras aplicaciones clínicas esperadas se encuentra una prueba de detección del cáncer de colon que combina la prueba de sangre oculta en heces con el análisis de la microbiota para orientar decisiones sobre la realización de colonoscopías. De manera similar, una prueba para predecir la respuesta a la inmunoterapia contra el cáncer basada en perfiles del microbioma también está cerca de estar lista para su uso clínico.
En el ámbito terapéutico, los objetivos futuros incluyen el uso de la microbiota para erradicar infecciones resistentes a múltiples fármacos como la Klebsiella intestinal, particularmente en pacientes de alto riesgo que esperan trasplantes de órganos. A largo plazo, las modificaciones del microbioma podrían contribuir a mejorar la eficacia de las inmunoterapias en el tratamiento del cáncer.
"A pesar de la enorme cantidad de investigaciones y estudios sobre el microbioma, las aplicaciones clínicas aún son muy escasas, a veces no del todo convencionales y, en ocasiones, primitivas", afirmó el Dr. Gianluca Ianiro, investigador en Gastroenterología de la Universidad Católica y director médico de la Unidad de Gastroenterología del Policlínico Gemelli IRCCS. "Pero esto pronto cambiará, ya que el microbioma es el objetivo ideal para la medicina de precisión, específico para cada individuo y con una composición variable según las circunstancias de la vida y la dieta".
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