Nuevo sistema de puntuación del riesgo de ictus ayuda a evitar cirugías innecesarias
Actualizado el 05 May 2025
La aterosclerosis es una afección en la que los vasos sanguíneos se estrechan y endurecen debido a la acumulación de placa, incluso en las arterias carótidas, que transportan sangre del corazón al cerebro. Esta afección puede provocar complicaciones graves de salud, como accidentes cerebrovasculares e infartos de miocardio. La aterosclerosis es común, especialmente entre personas mayores de 65 años, fumadores y personas con colesterol alto, hipertensión o antecedentes familiares de enfermedades cardíacas o circulatorias. Se estima que la aterosclerosis en las arterias carótidas contribuye a hasta el 20 % de los accidentes cerebrovasculares.
Actualmente, muchos pacientes con esta afección se someten a cirugía o colocación de stents para prevenir un accidente cerebrovascular (ACV). Sin embargo, estos procedimientos también conllevan riesgos, como la posibilidad de sufrir un ictus y otras complicaciones graves durante la intervención. Ahora, un nuevo sistema de puntuación diseñado para evaluar el riesgo de ACV en pacientes con arterias estrechas debido a la aterosclerosis podría ayudar a reducir las cirugías innecesarias y la colocación de stents.
El sistema de puntuación del riesgo de la arteria carótida (CAR), desarrollado por investigadores del University College London (UCL, Londres, Reino Unido) y la Universidad de Oxford (Oxford, Reino Unido), toma en cuenta diversos factores, como el grado de estrechamiento en la arteria carótida y los antecedentes médicos del paciente, para determinar quién tiene un riesgo bajo o intermedio de sufrir un accidente cerebrovascular en los próximos cinco años. En el nuevo estudio colaborativo, publicado en The Lancet Neurology, los investigadores del UCL descubrieron que el sistema de puntuación CAR podría proporcionar una alternativa más segura al identificar a los pacientes que podrían tratarse eficazmente con una combinación de medicamentos y modificaciones del estilo de vida adaptadas a sus factores de riesgo individuales, lo que se conoce como terapia médica optimizada.
El estudio evaluó la eficacia del sistema CAR mediante un ensayo clínico aleatorizado que involucró a 428 pacientes en 30 centros en el Reino Unido, Europa y Canadá. Todos los participantes eran mayores de 18 años y tenían un estrechamiento significativo de sus arterias carótidas, detectado antes de que aparecieran los síntomas o después de que ocurriera un accidente cerebrovascular menor. Los investigadores seleccionaron a pacientes con síntomas según sus puntuaciones CAR para determinar su elegibilidad para el ensayo. Aquellos con puntuaciones altas fueron excluidos y se les recomendó cirugía inmediata o implantación de stents. Los pacientes se dividieron en dos grupos: uno recibió solo terapia médica optimizada, mientras que el otro grupo recibió tanto terapia médica optimizada como cirugía carotídea adicional o implantación de stents.
La terapia médica optimizada incluyó una dieta baja en colesterol, medicamentos para reducir el colesterol ajustados a los niveles objetivo, tratamientos para reducir la presión arterial, terapia antitrombótica (para prevenir coágulos sanguíneos) y controles médicos regulares para ajustar la medicación según fuera necesario. Los pacientes fueron monitoreados mediante visitas regulares, llamadas telefónicas y escáneres cerebrales para detectar cualquier accidente cerebrovascular. Los resultados mostraron que, durante dos años, los pacientes que recibieron solo terapia médica optimizada tuvieron tasas muy bajas de accidentes cerebrovasculares y ataques cardíacos recurrentes. Por el contrario, quienes se sometieron a cirugía adicional o implantación de stents no experimentaron beneficios significativos, especialmente al considerar los riesgos asociados con estos procedimientos.
“Si bien se necesitan más seguimientos y ensayos adicionales para confirmar estos hallazgos, recomendamos utilizar la puntuación CAR para identificar a los pacientes con estrechamiento carotídeo que puedan tratarse únicamente con terapia médica optimizada”, afirmó el autor principal, el profesor emérito Martin Brown, del Instituto de Neurología Queen Square del UCL. “Este enfoque se centra en la evaluación individualizada y el tratamiento intensivo de los factores de riesgo vascular, lo que podría evitar a muchos pacientes las molestias y los riesgos de la cirugía carotídea o la implantación de un stent. Además, este método podría suponer un ahorro sustancial en los servicios de salud”.
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