Tecnología innovadora de sensores rastrea las secuelas del accidente cerebrovascular
Actualizado el 10 Mar 2025
El accidente cerebrovascular (ACV), o el ictus, es una afección grave que ocurre cuando los vasos sanguíneos del cerebro se bloquean o se rompen, poniendo en peligro la vida y provocando efectos duraderos, como disfagia (dificultad para tragar) y disartria (habla arrastrada o indistinta). Como la segunda causa principal de muerte a nivel mundial, el ACV genera complicaciones significativas y presenta una alta tasa de recurrencia, incluso después del tratamiento. Tradicionalmente, las secuelas del ictus se evalúan mediante exámenes directos por parte de profesionales sanitarios en los hospitales, lo que dificulta el seguimiento continuo de los cambios en la vida diaria de los pacientes. Ahora, un equipo internacional de investigadores ha desarrollado un nuevo método para gestionar las secuelas del ACV utilizando un sistema de sensores portátiles para rastrear estos efectos en tiempo real.
Un equipo de investigación de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Pohang (POSTECH, Pohang, Corea del Sur), en colaboración con el Instituto de Lucerna (Vitznau, Suiza), ha desarrollado un sistema de sensores montados sobre la piel capaz de monitorear de forma continua las secuelas de un ACV. El sistema cuenta con un sensor flexible de vibración montado en el cuello (STVS) que se adhiere estrechamente a la piel, sin verse afectado por el ruido ambiental, y detecta con precisión señales relacionadas con los efectos del ACV, como el habla, la deglución y la tos en las actividades diarias. El sensor incorpora una estructura ondulada que le permite adaptarse de forma natural a la piel y responder a los movimientos. Permanece firmemente adherido incluso durante actividades físicas como caminar o correr, garantizando una medición continua de datos. Los hallazgos experimentales demostraron que este sensor logró una mejora de más de tres veces en la relación señal-ruido (SNR) en comparación con los dispositivos portátiles existentes.
Además, el equipo de investigación desarrolló un 'modelo de clasificación en conjunto' basado en inteligencia artificial (IA) para analizar automáticamente los datos recopilados por el sensor. Este modelo permite la medición y diferenciación precisa de las actividades asociadas con el ictus, como tragar, toser, hablar y carraspear, sin necesidad de personal médico especializado. Esta característica permite una evaluación médica de alto nivel. Los ensayos clínicos realizados en un centro de rehabilitación de ictus suizo, que incluyeron participantes que hablaban con fluidez cinco idiomas (coreano, inglés, francés, alemán y español), demostraron que el sensor alcanzó una precisión superior al 96 % en la clasificación de actividades. Estos resultados se publicaron en npj Digital Medicine.
"Hemos propuesto un nuevo paradigma para el seguimiento de las secuelas de los accidentes cerebrovasculares en la vida diaria mediante la integración de sensores portátiles y tecnología de inteligencia artificial", afirmó el profesor de POSTECH Jeong Yoon-young. "Esta tecnología, que ha demostrado su alta precisión y estabilidad en varios idiomas y entornos, contribuirá significativamente al diagnóstico y al tratamiento personalizado de varios trastornos neurológicos en el futuro".
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POSTECH
Instituto de Lucerna