Tamaño cerebral de adolescentes podría indicar riesgo de desarrollar enfermedad alimentaria

Por el equipo editorial de HospiMedica en español
Actualizado el 21 Oct 2013
Una nueva investigación ha revelado que los niños adolescentes con anorexia nerviosa tienen cerebros más grandes que los adolescentes que no tienen esta enfermedad.

Eso es de acuerdo a un estudio realizado por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado (Denver, EUA) que estudió a un grupo de adolescentes con anorexia nerviosa y un grupo sin la enfermedad. Ellos descubrieron que las niñas con anorexia nerviosa tenían una ínsula más grande, una región del cerebro que está activa cuando uno saborea los alimentos, y una corteza orbitofrontal más grande, una región del cerebro que le comunica a un individuo cuándo dejar de comer.

Guido Frank, MD, profesor asistente de psiquiatría y neurociencia en la Universidad de la Escuela de Medicina de Colorado, y sus colegas informaron que el cerebro más grande puede ser la razón para que las personas con anorexia sean capaces de morirse de hambre. Hallazgos similares en niños con anorexia nerviosa y en los adultos que se habían recuperado de la enfermedad, plantean la posibilidad de que el tamaño de la ínsula y la corteza orbitofrontal, en el cerebro, podrían predisponer a una persona a desarrollar trastornos de la alimentación. “Mientras que los trastornos alimentarios son, a menudo, provocados por el medio ambiente, también deben existir mecanismos biológicos, probablemente, que tienen que reunirse para que un individuo desarrolle un trastorno alimentario, como la anorexia nerviosa, “dijo el Dr. Frank.

Los investigadores reclutaron a 19 mujeres adolescentes con anorexia nerviosa y 22 en el grupo control y utilizaron imágenes de resonancia magnética (MRI) para estudiar los volúmenes cerebrales. Las personas con anorexia nerviosa mostraron una materia gris mayor en la zona orbitofrontal izquierda, la insular derecha y en la cortical temporal bilateral, en comparación con el grupo control. En los individuos con anorexia nerviosa, el volumen de la materia gris orbitofrontal se relacionaba negativamente con los sabores dulces. Una comparación adicional de este grupo de estudio con adultos con anorexia nerviosa y un grupo control sano apoyó también volúmenes mayores en la corteza orbitofrontal y de la ínsula, con la enfermedad, para este grupo de edad.

La corteza orbitofrontal medial se ha asociado con la señalización cuando la gente se siente llena por un tipo específico de comida (un fenómeno llamado “saciedad sensorial específica”). Este estudio sugiere que un volumen más grande en esta área del cerebro podría ser un rasgo para varios trastornos de la alimentación que promueve que estos individuos dejen de comer más rápido que en los individuos sanos, antes de comer lo suficiente.

La ínsula derecha es una región que procesa el sabor, e incorpora la percepción del cuerpo, lo que podría contribuir a la percepción de la gordura, a pesar de tener bajo peso.

Los hallazgos fueron publicados el 22 de julio de 2013, en la revista Journal of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry. Este estudio es complementario de otro que encontró que los adultos con anorexia y las personas que se habían recuperado de esta enfermedad, también tuvieron diferencias en el tamaño del cerebro; este estudio fue publicado a principios de 2013 en la revista American Journal of Psychiatry.

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University of Colorado’s School of Medicine



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