Las apoplejías también pueden suceder en los niños

Por el equipo editorial de Hospimedica en Español
Actualizado el 24 Jul 2006
Según recomendación de un estudio nuevo, el conocimiento mejorado y el manejo de los síntomas de la apoplejía pueden llevar a mejores resultados y al diagnóstico más rápido de las apoplejías en los niños.

El estudio, realizado por el Hospital Pediátrico de Filadelfia (PA, EUA), examinó 12 niños de dos a 18 años de edad, que se habían presentado a varios centros locales de urgencias en 2003 y 2004. Todos los niños tenían apoplejía isquémica arterial aguda, con los síntomas principales: parálisis de un solo lado o dificultad para caminar normalmente. Aunque la mayoría de los niños en el estudio fueron atendidos rápidamente, después del inicio de sus síntomas, experimentaron retrasos de cerca de 24 horas antes de recibir un diagnóstico definitivo y el tratamiento específico de apoplejía de urgencia. El estudio fue presentado durante la Conferencia Internacional de Apoplejía realizada en Kissimmee (Florida, EUA) en Febrero de 2006.

Aunque generalmente se piensa que afecta solo a los pacientes viejos, la apoplejía ya puede ocurrir en la infancia, dijo la neuróloga pediatra Rebecca Ichord, M.D., directora del programa de apoplejía pediátrica en el hospital. La apoplejía debe ser considerada por los cuidadores pediátricos de primera línea que encuentran un paciente con síntomas neurológicos sospechosos, como dificultad en caminar o de usar un brazo”.

Cuánto más rápido podamos reconocer y diagnosticar la apoplejía, más rápidamente podemos aplicar el tratamiento efectivo, continuó la Dra. Ichord. El primer tratamiento implican medidas neuroprotectoras, que incluyen mantener presión arterial adecuada, suplencia de líquidos, y medicación apropiada. Más tarde, el paciente puede requerir rehabilitación física agresiva.

Las apoplejías en los niños pueden ocurrir como complicaciones de otras enfermedades, como una enfermedad cardiaca previa, no detectada o enfermedad de células falciformes. Otra razón puede ser trauma, como lesión de latigazo del cuello que daña una arteria, dejándola vulnerable para los coágulos sanguíneos.




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Children's Hospital of Philadelphia

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