Pacientes que sobreviven a la COVID-19 pueden tener déficit cerebrales a largo plazo
Por el equipo editorial de HospiMedica en español
Actualizado el 06 Jun 2020
Hasta la fecha, el enfoque en los pacientes con COVID-19 se ha centrado más en mantenerlos vivos y menos en examinar el impacto de la enfermedad sobre su salud a largo plazo, aunque los problemas neurológicos en pacientes que sufren de COVID-19 requieren mejores evaluaciones para dar forma a los tratamientos.Actualizado el 06 Jun 2020
El Dr. Majid Fotuhi, MD, PhD, neurólogo y neurocientífico capacitado en Harvard y Johns Hopkins, advirtió sobre problemas neurológicos en pacientes que padecen COVID-19 y alienta a que se estudien más los efectos neurológicos de la enfermedad para promover mejores tratamientos.
Según Fotuhi, director médico del Centro de Adaptación Cerebral NeuroGrow, la manifestación neurológica de la COVID-19 se puede agrupar en tres etapas. En la neuroCovid Etapa I, el daño del virus se limita a las células epiteliales de la nariz y la boca. En la neuroCovid Etapa II, los pacientes pueden experimentar coágulos sanguíneos en el cerebro o tener autoanticuerpos que dañan sus nervios y músculos periféricos. En esta etapa, el virus puede desencadenar una avalancha de marcadores inflamatorios, llamados tormentas de citoquinas, que comienzan en los pulmones y viajan por todos los órganos del cuerpo. Esto puede conducir a la formación de coágulos sanguíneos que provocan una serie de accidentes cerebrovasculares que pueden matar las neuronas. En la neuroCovid Etapa III, la barrera hematoencefálica, un aislamiento protector en los vasos sanguíneos del cerebro, está dañado y los pacientes pueden desarrollar convulsiones o encefalopatía. En esta etapa tardía rara, las partículas virales pueden invadir el cerebro directamente, incluida la región del cerebro que controla la respiración.
Fotuhi ha señalado que muchos pacientes con COVID-19 pueden no tener síntomas neurológicos notables al principio; pero en algunos casos, los pacientes pueden presentar síntomas neurológicos incluso antes de tener fiebre, tos o falta de aire. Él enfatiza que realizar una resonancia magnética, mientras el paciente está en el hospital, será una herramienta importante para desarrollar una estrategia de tratamiento óptima para estos pacientes. Además, los pacientes deberán ser controlados en unos pocos meses después de su hospitalización, ya que pueden tener nuevos síntomas que no se experimentaron temprano en el proceso de la enfermedad.
“Nuestra experiencia con otras formas de virus respiratorios que afectan el cerebro sugiere que a largo plazo los pacientes pueden desarrollar depresión, insomnio, enfermedad de Parkinson, pérdida de memoria o envejecimiento acelerado en el cerebro”, dijo Fotuhi.
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