Procedimiento mínimamente invasivo para la enfermedad valvular aórtica ofrece resultados similares a la cirugía

Por el equipo editorial de HospiMedica en español
Actualizado el 19 Nov 2025

Diagnosticar y determinar el mejor tratamiento para la estenosis aórtica grave representa un desafío crucial, especialmente dado el creciente número de pacientes afectados con la edad. Tradicionalmente, la cirugía a corazón abierto ha sido el tratamiento estándar, mientras que el reemplazo valvular aórtico transcatéter (TAVR) ha surgido como una alternativa menos invasiva. Ahora, un nuevo análisis de ensayos clínicos demuestra que los resultados a largo plazo en pacientes sometidos a TAVR son comparables a los de quienes se someten a cirugía, lo que aporta mayor claridad a la planificación del tratamiento.

En el estudio realizado por Cedars-Sinai (Los Ángeles, California, EUA) en colaboración con socios internacionales de investigación, los investigadores evaluaron los resultados del ensayo de fase III PARTNER 3, un estudio multicéntrico de gran escala que analiza los resultados a largo plazo en pacientes con estenosis aórtica severa. La investigación se centró en comparar el TAVR con el reemplazo quirúrgico de la válvula aórtica mediante cirugía a corazón abierto.


Imagen: el ensayo clínico multicéntrico comparó los resultados de dos métodos para reemplazar la válvula aórtica del corazón (Foto cortesía de 123RF)

Todos los participantes en el ensayo recibieron la misma válvula bioprotésica disponible comercialmente, la válvula SAPIEN 3, lo que garantizó un rendimiento uniforme del dispositivo en todos los grupos. En el procedimiento TAVR, un cardiólogo intervencionista introduce un catéter a través de una arteria para reemplazar la válvula estrechada, ofreciendo una opción mínimamente invasiva. Ensayos previos habían encontrado resultados similares hasta cinco años después del tratamiento, pero los datos a largo plazo seguían siendo limitados.

El ensayo PARTNER 3 incluyó a 1.000 pacientes de 71 centros médicos, todos considerados de bajo riesgo quirúrgico. Los participantes fueron asignados aleatoriamente a TAVR o cirugía. Siete años después del tratamiento, las tasas combinadas de muerte, accidente cerebrovascular o rehospitalización fueron del 34,6 % para TAVR y del 37,2 % para cirugía, una diferencia que no fue estadísticamente significativa. Las tasas de fallo de las válvulas bioprotésicas también fueron comparables: 6,9 % para TAVR y 7,3 % para cirugía.

Las evaluaciones de calidad de vida tampoco mostraron diferencias significativas entre los dos grupos. Estos hallazgos, publicados en The New England Journal of Medicine, brindan a los médicos una comprensión más clara de cómo se comparan los dos enfoques de tratamiento a lo largo del tiempo. Los investigadores planean continuar monitoreando los resultados de los pacientes y la durabilidad de las válvulas, con resultados a 10 años previstos próximamente.

“Estos resultados muestran que, siete años después del tratamiento, los resultados de salud de los pacientes fueron similares, ya fuera que se sometieran a un procedimiento mínimamente invasivo o a una cirugía a corazón abierto”, dijo Raj Makkar, MD, autor principal del estudio.

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Cedars-Sinai


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