Nueva válvula cardíaca mecánica mejora el flujo sanguíneo y reduce el riesgo de coágulos
Actualizado el 02 Jun 2025
Se prevé que la cardiopatía valvular calcificada, que se produce cuando una o más válvulas cardíacas no se abren o cierran correctamente debido a la calcificación, afecte a unos 4,5 millones de personas para 2030, convirtiéndose en la afección valvular más común entre las poblaciones envejecidas. Para tratar esta afección, las opciones de reemplazo valvular aórtico suelen consistir en implantar válvulas mecánicas o válvulas fabricadas con tejidos naturales, como tejido bovino o porcino.
Sin embargo, ambas opciones presentan limitaciones. Las válvulas de tejido ofrecen un mejor flujo sanguíneo y, por lo general, superan en rendimiento a las válvulas cardíacas mecánicas (VCM), pero solo duran entre 10 y 15 años, lo que a menudo requiere un nuevo reemplazo. Las válvulas mecánicas, en cambio, pueden durar toda la vida, pero no funcionan tan bien como las de tejido, y los pacientes deben tomar anticoagulantes a diario para reducir el riesgo de coagulación. A pesar de los avances en las válvulas cardíacas protésicas, encontrar la solución ideal sigue siendo un reto. Ahora, tras ensayos clínicos, una nueva VCM podría eventualmente reemplazar las válvulas mecánicas actuales en pacientes con cardiopatías. La última investigación publicada en el Journal of Biomechanics indica que las nuevas VCM podrían superar el rendimiento de las válvulas de tejido en determinadas condiciones.
Investigadores de la UBC Okanagan (Kelowna, Columbia Británica, Canadá) han estado evaluando varias VCM, y la diseñada en su laboratorio parece superar a las demás. Su estudio evalúa dos VCM emergentes, que se encuentran en ensayos preclínicos y clínicos, y están diseñadas para abordar las limitaciones de los modelos anteriores. La iValve, desarrollada en su laboratorio, combina las mejores cualidades de las válvulas mecánicas y tisulares para el reemplazo valvular cardíaco. Los investigadores probaron la iValve junto con otra válvula en desarrollo, la Triflo MHV. Estas dos válvulas, junto con otras tres válvulas similares al estándar actual de la industria, se sometieron a pruebas exhaustivas en el estudio. Utilizando un sistema de duplicación de pulsos que simula afecciones cardíacas reales, cada válvula se sometió a 10 ciclos y múltiples pruebas para evaluar la velocidad del flujo.
Los resultados mostraron que la iValve y la Triflo MHV lograron relaciones de presión comparables y valores más bajos de flujo sanguíneo retrógrado medio y máximo en comparación con las válvulas mecánicas tradicionales. Esto indica que la sangre fluye con mayor fluidez a través de la iValve, lo que reduce el estrés sobre las células sanguíneas y podría disminuir la necesidad de anticoagulantes. A diferencia de la mayoría de las VCM, la iValve presenta un único orificio central abierto por donde fluye la sangre, de forma similar a las válvulas de tejido. En contraste, otras VCM, incluida la Triflo MHV, dividen el flujo en corrientes más pequeñas, lo cual puede aumentar el riesgo de complicaciones relacionadas con el flujo. Este diseño otorga a la iValve una posible ventaja al ofrecer un flujo sanguíneo más seguro y fluido. Actualmente, la iValve se está preparando para ensayos en animales y ensayos clínicos, lo que la acerca a convertirse en una solución viable para pacientes con enfermedad valvular cardíaca.
“En general, tanto la iValve como la Triflo MHV parecen ofrecer un mejor rendimiento que las VCM existentes”, afirmó el investigador Dr. Dylan Goode. “Estos resultados demuestran que la nueva generación de válvulas mecánicas puede ofrecer una sólida combinación de rendimiento duradero, mejor flujo sanguíneo y menor riesgo de coágulos sanguíneos, similar al funcionamiento de una válvula cardíaca natural”.