Técnica quirúrgica mínimamente invasiva limita pérdida de sangre bloquenado parcialmente la aorta
Actualizado el 09 Oct 2023
El shock hemorrágico, una afección en la que una pérdida grave de sangre compromete la capacidad del cuerpo para suministrar oxígeno a sus células, es la principal causa de muerte después de lesiones traumáticas. Específicamente, el tratamiento de lesiones en áreas no compresibles como el torso y el abdomen presenta un problema clínico difícil, ya que existen formas limitadas de controlar el sangrado sin dañar más el cuerpo. Algunos centros de traumatología a nivel mundial emplean dispositivos de control de hemorragia endovascular (CHE) y métodos mínimamente invasivos. Entre ellas se encuentra la oclusión de la aorta con balón endovascular de reanimación parcial (REBOA), una técnica que implica la colocación de un balón en la aorta para limitar el flujo sanguíneo debajo del corazón y controlar el sangrado grave. Ahora, un equipo de cirujanos de cuidados intensivos está planeando un estudio para evaluar la eficacia y seguridad del uso de REBOA para el control de hemorragias.
Los cirujanos de cuidados intensivos del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt (Nashville, TN, EUA) están liderando un estudio observacional multicéntrico de dos años sobre REBOA. Este procedimiento implica introducir un pequeño catéter equipado con un globo a través de la arteria femoral y colocarlo dentro de la aorta, la arteria más grande del cuerpo. Cuando se infla, el globo restringe el flujo sanguíneo debajo de la aorta y ayuda a estabilizar la presión arterial, lo que permite mantener la vida mientras se aborda el origen del sangrado. REBOA recibió la aprobación de la FDA en 2017 y la versión más reciente de este dispositivo permite controlar el flujo sanguíneo parcial al resto del cuerpo. Se prevé que esto minimizará el riesgo y proporcionará a los equipos médicos tiempo adicional para detener quirúrgicamente el sangrado.
Aunque se ha demostrado que REBOA es eficaz para controlar la pérdida de sangre, conlleva algunos riesgos. Limitar el flujo sanguíneo durante períodos prolongados puede provocar lesiones por isquemia-reperfusión o daño tisular que se produce cuando se restablece el suministro de sangre al tejido. La complicación más frecuente que surge de REBOA es la lesión renal aguda (IRA) que puede afectar hasta al 40 % de las personas que sobreviven al shock hemorrágico y se someten a tratamiento con REBOA.
"Creemos, a partir de nuestra experiencia con el dispositivo, que claramente tiene beneficios, pero queremos perfeccionar este procedimiento para que podamos brindar el máximo beneficio para la mayor cantidad de pacientes", dijo el investigador co-principal Bradley Dennis, MD, profesor asociado de Cirugía y director médico de la Unidad de Cuidados Intensivos de Trauma del VUMC. "Hacer esto ahora, de forma controlada con un número limitado de centros de traumatología, nos ayudará a estandarizar el uso parcial de REBOA e identificar las mejores prácticas para que luego podamos ayudar a difundir esa información al resto del país".
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Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt