Técnica puede aliviar los efectos secundarios de la radiación
Por el equipo editorial de Hospimedica en Español
Actualizado el 17 May 2006
Los investigadores han desarrollado una técnica nueva para evaluar cómo la radiación lesiona el tejido sano en el cuerpo. Este entendimiento puede hacer posible disminuir los efectos secundarios para los pacientes con cáncer o para desarrollar tratamientos para la exposición a la radiación. Actualizado el 17 May 2006
Aproximadamente el 50% de todos los pacientes con cáncer son tratados con radioterapia, sola, o en combinación con algunos otros géneros de tratamiento. La radiación puede ser muy exitosa para destruir las células tumorales, pero también destruye los tejidos vecinos sanos. En el tracto gastrointestinal (GI), esta destrucción de células sanas puede causar efectos secundarios tales como diarrea o náusea a los pocos días o semanas de tratamiento, y el daño serio del tejido GI puede ocurrir meses o años más tarde.
"Los efectos a largo plazo que ocurren seis meses a un año o más después de la exposición no son reversibles como los de corto plazo, y son poco conocidos”, comentó el profesor Dr. Jeffrey A. Coderre del departamento de ciencia nuclear e ingeniería en el Instituto de Tecnología Massachussets (MIT, Boston, MA, EUA).
"Hemos desarrollado una herramienta para irradiar selectivamente la sangre para estudiar cómo la radiación daña el tejido normal a corto y largo plazo”, dijo el Dr. Coderre, coautor de un artículo publicado en la edición en-línea del 27 de Febrero de 2006 en la revista "Proceedings of the [U.S.] National Academy of Sciences (PNAS)”.
Los métodos tradicionales usando rayos de radiación externa no son lo suficientemente específicos para este tipo de estudio. La técnica que el Dr. Coderre diseñó incluye colocar boro en una droga administrada intravenosamente en ratones, y luego someter a los animales a radiación de neutrones en todo el cuerpo usando el reactor de investigación MIT.
El boro es mantenido en la sangre atrapándolo dentro de un tipo de nanopartícula conocida como un liposoma, de apenas una mil millonésima de metro en tamaño. Esas partículas son demasiado grandes para moverse de la sangre a los tejidos normales, por lo que las radiaciones de rango corto de las reacciones boro-neutrón en la sangre solo alcanzan las paredes de los vasos sanguíneos y no pueden dañar los tejidos normales fuera de los vasos sanguíneos. Irradiando selectivamente los vasos sanguíneos, es posible ver donde empieza la degradación de la estructura tisular y la función después de la exposición a la radiación, y esta información puede llevar a tratamientos más efectivos y menos lesivos, de acuerdo con el Dr. Coderre.
El método puede ser aplicado a otros tejidos. También tiene implicaciones para el desarrollo de radioprotectores o tratamientos para la exposición a la radiación, según el Dr. Coderre. Quizás, sin embargo, el potencial más grande está en entender la serie de pasos que empieza en el momento de la radiación pero que toma años para crear daño.
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Massachusetts Institute of Technology