Nuevas directrices para el síndrome coronario crónico amplían las herramientas de diagnóstico

Por el equipo editorial de HospiMedica en español
Actualizado el 09 Sep 2024

El síndrome coronario crónico (SCC) afecta a uno de cada 20 adultos a nivel mundial, y las cifras están aumentando debido a mejores tasas de supervivencia, mayor reconocimiento y un enfoque tanto en los vasos grandes como en los pequeños del corazón. Ahora, las nuevas directrices destacan la importancia de abordar los factores emergentes que no se pueden ignorar, como la angina/isquemia con arterias coronarias no obstructivas (ANOCA/INOCA), las nuevas puntuaciones para evaluar la probabilidad de obstrucción en arterias grandes, pruebas diagnósticas avanzadas no invasivas e invasivas para el SCC, y el creciente reconocimiento de los beneficios de un estilo de vida saludable junto con tratamientos médicos e invasivos.

La Sociedad Europea de Cardiología (ESC, Biot, Francia) ha publicado sus directrices de 2024 sobre el manejo del SCC, destacando la importancia de evaluar tanto los vasos sanguíneos grandes como los pequeños del corazón. Estas directrices introducen nuevos modelos para estimar la probabilidad de enfermedad coronaria obstructiva, recomiendan la mejor secuencia y elección de pruebas diagnósticas y subrayan la eficacia de las intervenciones terapéuticas, así como el papel crucial de la participación del paciente. Señalan que los pacientes con síntomas persistentes sugestivos de ANOCA/INOCA que no mejoran con el tratamiento médico estándar deben someterse a pruebas invasivas para identificar afecciones subyacentes específicas y adaptar su tratamiento en consecuencia.


Imagen: Las nuevas pautas del SCC amplían las herramientas de diagnóstico y las formas de prevenir eventos adversos importantes y mejorar la calidad de vida (cortesía de la foto de 123RF)

Una nueva recomendación clave de las directrices aboga por un modelo de probabilidad clínica que tenga en cuenta los elementos de riesgo para predecir la probabilidad previa a la prueba de enfermedad coronaria obstructiva. Este modelo sugiere que aproximadamente la mitad de las personas evaluadas por dolor torácico tienen un riesgo muy bajo de tener una obstrucción arterial significativa (≤5%) y, por lo tanto, no deberían someterse a más pruebas de inmediato. Por el contrario, el modelo anterior de 2019 identificó solo el 19 % en esta categoría. Si bien este modelo ha sido validado en entornos occidentales, su eficacia podría variar según la región debido a diferencias raciales, culturales y en los sistemas de salud. Para las personas que presentan síntomas indicativos de SCC y que tienen una probabilidad baja a moderada (>5%–50%) de enfermedad coronaria obstructiva según la evaluación clínica, la angiografía coronaria por tomografía computarizada (ACTC) es altamente efectiva para confirmar o descartar aterosclerosis coronaria y evaluar el riesgo de eventos cardiovasculares adversos mayores en función de la carga anatómica de la enfermedad.

Las directrices de 2024 también mantienen recomendaciones similares a las de 2018 en cuanto a la revascularización coronaria, dirigidas al manejo de los síntomas relacionados con la isquemia que no responde a la medicación, enfermedades significativas en arterias coronarias mayores o afectación extensa de la enfermedad. Recomiendan seleccionar la técnica de revascularización más adecuada según el perfil individual del paciente, la anatomía coronaria, las características del procedimiento, las preferencias del paciente y los resultados esperados. En los casos de enfermedad extensa, generalmente se prefieren los enfoques quirúrgicos sobre las intervenciones coronarias percutáneas, especialmente en pacientes con diabetes o con función cardíaca reducida. Para las intervenciones mediante métodos percutáneos, se aconseja combinar la imagen intracoronaria con mediciones de presión para optimizar tanto el éxito inmediato como a largo plazo del procedimiento, especialmente en casos complejos como los que involucran la arteria coronaria principal, bifurcaciones o lesiones extensas.

“Los síndromes coronarios crónicos son una preocupación global de salud porque un daño transitorio o prolongado del corazón, causado por enfermedades de la circulación coronaria, puede generar una función de bombeo cardíaco ineficaz o arritmias malignas que pueden ser fatales”, afirmaron los copresidentes de las directrices. “Los síndromes coronarios siguen siendo la principal causa de muerte en la población adulta en todo el mundo, causando la muerte de millones de personas cada año. Por lo tanto, las nuevas directrices destacan la importancia de la detección temprana, el tratamiento adecuado y un seguimiento cuidadoso a largo plazo”.

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