La actitud afecta cómo las personas enfrentan el dolor
Por el equipo editorial de Hospimedica en Español
Actualizado el 20 Dec 2006
Un estudio nuevo ha encontrado que un sentimiento de control ayuda a reducir el dolor, y tiene implicaciones sobre cómo los pacientes con dolor persistente se enfrentan con lo que es con frecuencia una condición debilitante. Actualizado el 20 Dec 2006
Investigadores del Centro de Neuroimagenología Wellcome Trust en el Colegio Universitario de Londres (UCL, RU) investigaron cómo las personas enfrentan el dolor. En la primera etapa, los voluntarios fueron sometidos a estímulos eléctricos en el dorso de sus manos y les decían que podían parar el dolor en cualquier momento. En la segunda etapa, les decían que la decisión de detener el dolor estaba fuera de control y solo podía ser detenido por una persona o computador fuera de la habitación.
Usando uno de los equipos de resonancia magnética funcional (fMRI) del centro, los investigadores pudieron mostrar que un número de áreas del cerebro eran activadas de acuerdo a si el voluntario se sentía o no en control del dolor. La más importante fue la corteza prefrontal anterolateral, asociada con el enfrentamiento exitoso de sentimientos de ansiedad.
Los investigadores analizaron también la perspectiva de vida de los sujetos, examinando si se sentían o no en control de sus propias vidas. Encontraron que aunque la perspectiva de los sujetos no afectaba la corteza prefrontal anterolateral cuando controlaban los estímulos, cuando no podían detener la estimulación dolorosa, los sujetos sin expectativas de control activaban mejor esta región cerebral que aquellos con una fuerte convicción de control. Los hallazgos fueron publicados en la edición del 1 de Noviembre de 2006 de "Journal of Neuroscience”.
"Los pacientes con dolor persistente reportan con frecuencia que no es el dolor en sí mismo lo que hace su situación insoportable, sino el hecho de que no haya nada que puedan hacer es lo que los hace sentir impotentes”, dijo la autora principal, Dra. Katja Wiech. "Desafortunadamente, este sentimiento de falta de control a su vez tiende a empeorar el dolor. Por otro lado, enseñar a los pacientes con dolor persistente estrategias psicológicas para afrontar y manejar su dolor usualmente ayuda a reducir sus efectos”.
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University College London