Científicos descubren causa de la enfermedad de ICH
Por el equipo editorial de Hospimedica en Español
Actualizado el 18 Jun 2002
Un estudio ha mostrado como la piel, el hígado y las células gastrointestinales en los ratones con enfermedad de injerto contra huésped (ICH) se destruyen a distancia por un estallido de proteínas del sistema inmune llamadas citoquinas inflamatorias. Los resultados fueron reportados en la edición de Junio 2002 de "Nature Medicine”.Actualizado el 18 Jun 2002
El riesgo de ICH es mayor después de un transplante de medula ósea de un donante alogenético. Los síntomas del ICH comienzan, con frecuencia, tres a seis semanas después del transplante. Los blancos primarios del ICH son la piel, el hígado y las células epiteliales que tapizan el estómago y los intestinos del huésped. Estas células, que han sido dañadas por dosis altas de radiación y quimioterapia para destruir la medula ósea cancerígena antes del transplante, secretan sustancias que activan las células presentadoras de antígenos (APCs, por su sigla en inglés), en el sistema inmune del paciente.
Investigadores en la Universidad de Michigan (Ann Arbor, EUA), encontraron que cuando las células inmunes de la medula ósea del donante se encuentran con los APCs que llevan sustancias de las células huésped, algunas de las células del donante se sensibilizan y ven a las células del paciente como el "enemigo”. Estas células responden disparando salvas de citoquinas inflamatorias, especialmente factor de necrosis tumoral (TNF)-alfa e interleuquina 1. Esta carga de citoquinas transforma las células inmune buenas en la medula ósea del paciente en un ejército de células destructoras listas para atacar y matar el huésped.
"Las citoquinas pueden viajar a través del torrente sanguíneo y, por lo tanto, infligir su daño a distancia”, dijo James L. M. Ferrara, M.D., director del Programa de Transplante de Medula Osea de la U-M, en la Escuela Médica de la U-M. "Por lo tanto, no hay necesidad de contacto directo entre las células efectoras del donante y las células blanco del huésped, y no se requiere la expresión de antígenos en las células epiteliales del huésped para el desarrollo de la enfermedad ICH.
Los investigadores creen que si se bloquean las citoquinas se podría preservar la capacidad de las células T del donante de unirse y matar las células leucémicas del paciente sin arriesgarse a los efectos tóxicos del ICH. En una prueba de combinaciones donante-receptor, con antígenos principales, encontraron que si se neutralizaba el TNF-alfa y la interleuquina 1, se suprimía dramáticamente la mortalidad y morbilidad del ICH.
"Las citoquinas pueden volver células inmunes sanas en la médula ósea donada, algo destinado a curar pacientes, en armas letales capaces de matarlos”, añadió el Dr. Ferrara.
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U. Michigan