La atracción química promueve la migración de las células B
Por el equipo editorial de Hospimedica en Español
Actualizado el 21 Mar 2002
Científicos de la Universidad de California en San Francisco (UCSF, EUA) han encontrado que la atracción química es la clave del entendimiento de cómo las células B, que hacen anticuerpos, encuentran las células T con las cuales se deben juntar para atacar a los patógenos invasores. La investigación basada en estudios de ratones se publica en la edición de Marzo 7, 2002 de la revista "Nature”.Actualizado el 21 Mar 2002
Antes de encontrar los antígenos extraños, las células B se concentran en regiones dentro del sistema linfático donde residen pocas células T (la zona B) anclados por su atracción a un tipo de atrayente químico o quimioquina llamada CXCL13. El contacto con un antígeno de un microbio invasor dispara cambios en la superficie de la célula B, provocando la duplicación de receptores sobre su superficie dirigidas a un grupo diferente de quimioquinas conocidas como CCL19 y CCL21. Estas se encuentran en concentraciones superiores donde residen las células T (la zona T). La receptividad aumentada a estas señales promueve la migración de las células B en el tejido linfático de la zona B al límite entre las zonas B y T donde las dos clases de células se pueden aparear. Se sabe que este apareamiento es esencial para que el sistema inmune lance un ataque de anticuerpos.
En experimentos con ratones y células de ratón, los investigadores usaron la terapia génica para mostrar que si se aumentan artificialmente los números de receptores para las quimioquinas de la zona T, CCL19 y CCL21 en las células B, se provocaba la migración de las células B a la zona T. Recíprocamente, las células B con un aumento en los receptores para la quimioquina CXCL13, resistían la atracción de las señales de la zona T y se refugiaban en la zona B.
Los hallazgos llevaron a la conclusión de que la migración de las células B se determina, por lo menos, parcialmente por el balance de las respuestas entre dos clases de atrayentes químicos que se sitúan en zonas adyacentes con las células B que se sienten más atraídas a la zona T cuando son expuestas a un antígeno.
"Hemos sabido por algún tiempo que el antígeno dispara un cambio que estimula la migración de las células B, pero no sabíamos como funcionaba el proceso”, dijo Jasón Cyster, Ph.D., un profesor asociado de microbiología e inmunología en la UCSF.
Los investigadores esperan determinar ahora si cambios similares en los niveles de receptores de quimioquinas están involucrados en la redirección del movimiento de las células B autoreactivas. Si esto es cierto, podrían estar en el camino de resolver porque algunas personas sufren de enfermedades mediadas por autoanticuerpos. El bloqueo de estas sustancias atrayentes podría ser una estrategia efectiva para bloquear las enfermedades mediadas por autoanticuerpos.
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University of California, San Francisco