Proteína integrina beta3 podría ser clave para bloquear crecimiento tumoral

Por el equipo editorial de HospiMedica en español
Actualizado el 05 Feb 2014
Una proteína que ha estado a la vanguardia del desarrollo de fármacos para el cáncer durante los últimos 20 años no se debe abandonar, de acuerdo con los nuevos hallazgos de los investigadores británicos.

La versión más avanzada de los antagonistas de la integrina vß3 no tuvo éxito en los estudios clínicos para el tratamiento de formas agresivas de cáncer del cerebro. Sin embargo, la investigación publicada el 3 de enero de 2014 en la revista Circulation Research, de la Asociación Americana del Corazón reveló que dirigirse a esa proteína específicamente todavía podría ser la clave para suprimir el crecimiento del tumor. Más significativamente, los fármacos dirigidos a esa proteína producen efectos secundarios mínimos en comparación con otros fármacos, los cuales pueden producir presión arterial alta y sangrado intestinal.

Imagen: Gráfico del dominio citoplasmático de la integrina beta-3 (Fotografía cortesía de Wikipedia Commons).

Los autores del estudio informaron además, que encontraron la forma como los tumores continúan creciendo a pesar del tratamiento que debería inhibir la formación de los vasos sanguíneos. En este estudio, modularon la forma en que los tumores incorporan los vasos sanguíneos mediante el uso de una vía diferente que aquella contra la cual estaban siendo dirigidos los medicamentos. Se han identificado algunas alteraciones moleculares en las células endoteliales que se producen con la inhibición a largo plazo de la integrina beta3, las cuales podrían ayudar a las células a evadir el bloqueo de la integrina beta3.

El Dr. Stephen Robinson, de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Anglia Oriental (UEA; Norwich, Reino Unido), dijo: “Nuestra investigación también muestra que el tiempo es crítico cuando atacamos a la proteína integrina beta3. Es importante destacar que estos hallazgos han restablecido la expresión de la integrina beta3 como un objetivo clínico válido para el tratamiento del cáncer. Los esfuerzos ahora deben reorientarse bien sea a desarrollar nuevos fármacos dirigidos a la integrina beta3 o a encontrar la manera de utilizar con mayor eficacia los fármacos ya existentes”.


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University of East Anglia



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