El ejercicio de los miembros inferiores ayuda a los pacientes con Parkinson

Por el equipo editorial de Hospimedica en Español
Actualizado el 13 Feb 2005
Se encontró, en un modelo animal de enfermedad de Parkinson, que el ejercicio previene la degeneración de las células nerviosas que se deterioran normalmente, o que se destruyen por la enfermedad. Con base en este hallazgo, se ha iniciado un estudio piloto pequeño en pacientes con la enfermedad para determinar si el ejercicio regular influye sobre la progresión de la enfermedad.

En la enfermedad de Parkinson, las células cerebrales que contienen dopamina, un neurotransmisor esencial para el control voluntario, se mueren progresivamente hasta que solamente permanece un porcentaje pequeño. La dopamina lleva las señales desde las células nerviosas o neuronas, localizadas en las profundidades del cerebro en la "substancia nigra” a lo largo de las fibras nerviosas que terminan en la parte estriada del cerebro, un área involucrada en el control del movimiento. En ausencia de dopamina, las neuronas no pueden enviar los mensajes apropiados para controlar adecuadamente la función motora provocando los síntomas dicientes de la enfermedad de Parkinson como son los temblores incontrolados, la rigidez de los miembros inferiores, los movimientos lentos y la postura inclinada.

Los investigadores examinaron los cerebros de ratas que habían sido forzadas a ejercitarse por siete días antes de recibir una toxina que normalmente induce la enfermedad de Parkinson. Encontraron que, en comparación con los animales que no se ejercitaban, se morían menos neuronas con dopamina. Unas proteínas, llamadas factores neurotróficos protegen a las neuronas y promueven su supervivencia. Una en particular, llamada GDNF, se aumentaba mediante el ejercicio en un 40%.

"GDNF y probablemente otros factores también, pueden ayudar a contrarrestar la vulnerabilidad de las células a los efectos del estrés oxidativo debido a las moléculas de radicales libres que son producidas por la toxina que usamos en nuestro modelo de ratas”, explicó Michael J. Zigmond, Ph.D., profesor de neurología, neurobiología y psiquiatría en la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburg (PA, EUA). El Dr. Zigmond y sus colegas están comenzando un estudio en 20 pacientes con enfermedad de Parkinson que están inscritos en un programa de ejercicio de 60 minutos, tres veces por semana.

"Nuestros datos sugieren la posibilidad de que el ejercicio puede hacer que las neuronas de dopamina sean resistentes a las neurotoxinas y por lo tanto, puedan ser una terapia útil para la enfermedad de Parkinson”, anotó Annie D. Cohen, una estudiante de doctorado en la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburg.




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U. Pittsburgh Medical School

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